Las siete décadas de historia del fútbol profesional en la Argentina dejaron una huella difícil de olvidar, con el surgimiento de grandes y de míticos jugadores que empalagaron con sus habilidades y goles los paladares de miles de exigentes espectadores…
Los nombres de José Manuel , Vicente De la Mata, Enrique García, Adolfo Pedernera, Arsenio Erico, Alfredo Di Stéfano o Norberto "Tucho" Méndez, por citar algunos ejemplos, conviven en una de las salas del museo de las obras de arte que nacieron con los primeros años de la era rentada.
Más cerca en el tiempo, Ricardo Bochini, Norberto Alonso, Silvio Marzolini, Mario Kempes o Diego Maradona, entre tantos otros, describen una obra plástica exquisita y preciosa, de las más brillantes del árbol genealógico del fútbol local.
La década del treinta fue la época de los grandes "cañoneros" o goleadores. Se destacaron dos: Bernabé Ferreyra, de River Plate, y Francisco Varallo, de Boca Juniors, quienes fueron los baluartes de las conquistas de sus respectivos clubes.
Los años cuarenta fueron una época de lujos y estrellas que hicieron que la gente se volcara en forma masiva a las canchas, logrando los récords más importantes de asistencia de público.
En 1942 nació "La Máquina" de River Plate, con próceres como José Manuel Moreno, Angel Labruna, Ernesto Pedernera, Juan Carlos Muñoz y Félix Loustau. Se los denominaba así, porque dentro de la cancha funcionaban a la perfección, como una máquina.
El magnífico equipo que formaban, ganó tres títulos (1942, 1943, 1947), el último con el aporte de otra gran figura surgida en esos años, "La Saeta Rubia", Alfredo Di Stéfano.
Boca Juniors no se quedó atrás con valores como Juan Estrada y Mario Boyé, mientras en Racing se destacabanNorberto Méndez y Ezra Sued, y en Huracán brillaban Emilio Baldonedo y Herminio Masantonio.
En 1946, San Lorenzo logró el título en forma contundente con tres delanteros mortíferos como Reinaldo Martino, René Pontoni y Armando Farro, quienes junto a Angel Zubieta, Salvador Grecco y Mirko Blazina obtuvieron una corona que luego revalidaron en una gira inolvidable por España y Portugal.
La década siguiente fue sin dudas para dos equipos que se repartieron ocho campeonatos, uno de ellos Racing Club, con sus primeros logros profesionales (1950 y 51), que junto al título de 1949 conformó el primer tricampeonato de la era rentada.
La hazaña la repitió River Plate al conquistar los campeonatos de 1955, 1956 y 1957, más los de 1952 y 1953, con un equipo que la gente denominó "La Maquinita", con futbolistas como Walter Gómez, Santiago Vernazza, Enrique Sívori, Amadeo Carrizo, Néstor Rossi y el eterno "Angelito" Labruna.
En un momento de recambio de figuras y el nacimiento de nuevas tácticas en el fútbol argentino, con actitudes más defensivas, surgieron goleadores mortales como José Sanfilippo, Luis Artime, Oreste Corbatta, Raúl Belén y Norberto Conde.
Los sesenta tuvieron su cuota de revolución. Los primeros años estuvieron enmarcados por la fiebre de contratar jugadores extranjeros, que en su mayoría pasaron sin pena ni gloria.
Independiente marcó el camino al ganar la Copa Libertadores en 1964 y 1965, mientras que Racing, con el "Equipo de José" dirigido por Juan José Pizzuti, se llevó su último título local en 1966, la copa subcontinental en 1967 y ese mismo año, por primera vez, el título de campeón mundial de clubes.
Independiente Campeón Libertadores
Estudiantes de la Plata tomó la posta, y con la estructura diseñada por Osvaldo Zubeldía, se llevó tres Libertadores consecutivas y revalidó su supremacía con la Copa Intercontinental 1968.
Mientras tanto, en el orden local llegaban los tiempos de los clubes chicos al tope de los campeonatos, y así como el"Pincha" se alzó con el Metropolitano 1967, Vélez Sarsfield ganó el Nacional de 1968 y Chacarita Juniors elMetropolitano 1969.
La década del setenta, fue la del surgimiento de las grandes individualidades como Ricardo Bochini, Norberto Alonso, René Housemann, Mario Kempes y, una tarde de 1976, la del jugador que cambió la historia del fútbol argentino: Diego Maradona.
En 1975, River Plate logró por fin quebrar los 18 años de racha sin títulos, mientras Boca Juniors conquistó América y el Mundo en 1978 de la mano de Juan Carlos Lorenzo.
Ese año, el seleccionado nacional ganó una polémica Copa del Mundo que se disputó en Argentina, mientrasQuilmes, un club centenario, llegó a la gloria deportiva con el único título profesional.
Los ochenta no fueron fáciles: las grandes crisis que arrastraba desde hacía años el fútbol argentino terminaron por explotar. La violencia tiñó las canchas de sangre y los clubes desnudaron sus grietas económicas que los pusieron al borde de la bancarrota.
Las bocanadas de aire puro fueron el Boca campeón de 1981 con Maradona, Ferro Carril Oeste campeón 1982 y 1984, y River Plate, que en 1986, luego de dos décadas de desearla, por fin conquistó la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental.
Con Maradona en Italia y Enzo Francéscoli en el fútbol francés, el mercado local volvió a vestirse de mediocridad sin grandes equipos ni grandes figuras.
El sello de la década lo marcó el seleccionado "albiceleste" dirigido por Carlos Salvador Bilardo, que conquistó la Copa del Mundo de 1986 y alcanzó la final de 1990.
La historia reciente aún está fresca en la memoria de los hinchas, con los campeonatos dominados por los grandes, la aparición del Vélez de Carlos Bianchi, que llegó a la cúspide en 1994 con las copas internacionales, y luego continuó su fama de ganador absoluto esta vez con Boca Juniors; la seguidilla de River multicampeón con Ramón Díaz y Francéscoli, y la cada vez mayor diferencia entre los ricos y los pobres.
El Velez de Bianchi
Pasado el tan esperado 2000, después de tanto sufrir, San Lorenzo dijo presente en el plano internacional con las gestas en la Copa Mercosur de 2001 y la Copa Sudamericana de 2003.
Campeón Sudamericana 2003
Campeón Mercosur 2001
Tras más de 70 años de vida, el fútbol profesional de Argentina acumula un pergamino llenó de gloria y piedras preciosas, pero también lamenta un presente conflictivo con deudas, violencia, muertes y miserias cotidianas.
La pasión de cada domingo se mantiene aún viva merced a las piruetas de jugadores quienes llevan en sus venas lo más puro de la tradición del potrero: la habilidad y la creación, caviar para el deguste del paladar del hincha argentino.
Pd: Tambien quiero destacar que hay un club que puedo ver a Alejandro Sanz ya que llena con los recitales
Gracias Velez!!!!!!